En la única calle de las cruces
Se detenía el camión del M.O.P
Descendía un hombre menudo y vivaz
Que se adentraba en su vivienda
Donde lo esperaba su mujer
Morena, generosa y jocosa
Una hija de cabellera larga
El varón chistoso y tremendo
La menor, amante del pan y la leche
Al rato emergía orondo y acicalado
Con sus chispeantes ojos azules
Con su espléndida sonrisa
Vestido de blanco impecable
Con sus llamativas alpargatas
Y su flamante sombrero negro
Se llegaba adonde Hortensia y Eva
A jugar domino, vigía o caída
Acudía al bolo de Héctor y Antonia
Donde rifaban un cochino o morcón
