Francisco Adolfo Caicedo

Vivaz y de ojos azules

En la única calle de las cruces

Se detenía el camión del M.O.P

Descendía un hombre menudo y vivaz

Que se adentraba en su vivienda

 

Donde lo esperaba su mujer

Morena, generosa y jocosa

Una hija de cabellera larga

El varón chistoso y tremendo

La menor, amante del pan y la leche

 

Al rato emergía orondo y acicalado

Con sus chispeantes ojos azules

Con su espléndida sonrisa

Vestido de blanco impecable

Con sus llamativas alpargatas

Y su flamante sombrero negro

 

Se llegaba adonde Hortensia y Eva

A jugar domino, vigía o caída

Acudía al bolo de Héctor y Antonia

Donde rifaban un cochino o morcón

Vivas y de ojos Azules