En el meandro de la casona
Los espléndidos árboles
Y las sensuales palmeras
Agitan sus ramas y hojas
Cual manitas saludando
Un longevo lugareño
Fija su atención
En el lento discurrir
De las aguas servidas
de la cuesta escolar
Desciende el vehículo familiar
Y las manitas de la joven
Lo saludan efusivamente
Aquél esperaba abrazarla
Y conversar con ella
Pero no fue posible
El automóvil no se detuvo
El continúo contemplando
Las hojas y las ramas
Que no cesaban de saludarlo.
