Francisco Adolfo Caicedo

¡Qué pena joven ¡

Qué pena decía el joven artesano

luego de degustar las empanadas

jugos, pasteles, refrescos y café

en el quiosco del mirto y la cayena

y no cancelar lo consumido

 

Quizás, no le gustaron más

Porque no volvió a presentarse

Y pasa de soslayo

 

El joven, no pasa pena

pues es apuesto y varonil

y tiene bella pareja

 

El tiempo ha pasado

ojalá que el joven

No siga diciendo, que pena.

Literatura-Latina