Francisco Adolfo Caicedo

Mañana ardiente y abrazadora

Mañana ardiente y abrazadora
De un miércoles, entre semana

Penetran rayos de vivificante luz
Por el intricado ramaje
Del mirto y la cayena


Por el atosigado y vetusto
Encaje asfáltico y azabache
Desfilan ruidosos automotores
Esquivando las troneras esquineras
Huyendo de la troncal cinco

Sus ocupantes preocupados y mustios
Algunas miradas curiosas y tiernas

En especial de las féminas
Se proyectan al mirto y la cayena

Mañana ardiente y abrazadora