Francisco Adolfo Caicedo

Madre siempre viva

 

La soledad se solaza

El aire luce estático

Ya no está la noble matrona

Ya no está la madre amantísima

Ya no está la abuela consentidora

 

Ya no la vemos en el sofá

Con su figura rubicunda

Y sus piernas extendidas

Ya no vela el sueño de Pedro

 

Más acuden sus familiares

A recrearse en su memoria

A   repetir sus refranes

A reírse de sus ocurrencias

Afianzarse en las sabias enseñanzas

De su esposo Isidoro

Y de la siempre recordada

María Antonia

MADRE-SIEMPRE-VIVA