La aldea los enmantó con su manto nubecino
Las quebradas cristalinas, les acaricio sus sudorosos cuerpos
Los conucos y trapiches les calmo el apetito y el hambre
Con sus frutos, parados y buruscas
Los tejares les proveyó de los materiales para sus moradas
Y del barro para sus sueños e ilusiones
Los fundadores y capitanes de la misa de aguinaldos
Les dieron alegrías, ilusiones y religiosidad
Con su lluvia de caramelos, con su recital de pólvora
Con el desfile de disfrazados, con las serenatas navideñas
Con la visita a los pesebres y a las emisoras
Con el traslado a la capilla del rosario en los buses de la concordia
Con la riña a puño limpio entre la muchachada
Las jóvenes normalistas en la rural escuela
Les impartieron: instrucción, destrezas y valores
Algunos despertaron a la ilusión con ellas o con sus condiscípulas
Las madres querendonas, les dieron tolerancia y compresión
Las inocentes doncellas les entregaron sus encantos
Las meretrices de la zona de tolerancia, los hizo hombres
Los artesanos les enseñaron a ganarse el par de cada día
Y les legaron sus propiedades
Algunas- os- son destacados profesionales y
Han sabido aprovechar en beneficio familiar y son un ejemplo.
Algunos han acumulado propiedades, poco les importa sus semejantes
Otros pasan en sus vehículos ven de soslayo a su lar nativo
Uno que otro visita y cordializa con sus coterráneos.
