A la vera del camino vegetal
Se erguía el generoso mandarino
Escondido entre los arbustos de café
Bajo la sombra y la tutela
De guamos, cedros, mangos y ceibos
En el fundo San Pablo
En sus últimos años
Se fue acurrucando
Cual vejete
Diezmado por los achaques
Sus restos leñosos
Fueron a dar al fogón
Haciendo lagrimear a las cocineras
Donde estuvo el generoso mandarino
Nada queda de él, si acaso las raíces.
