Francisco Adolfo Caicedo

Doble Fea

En aquel casorio colorido y bullicioso

Se extasiaban a reventar los transistores



El bar el triunfo, ofertaba a los clientes

La variedad de chicas venidas del hermano país



En las noches llegaban los pueblerinos

A complacer al dios Baco o a satisfacer el lívido

Los lugareños que trabajaban, las disfrutaban

Y los jóvenes que conquistaban su moza





Quienes no disponían de dinero

En especial los estudiantes, los desempleados

Se conformaban con Rosa, la doble fea

Quien por dos bolívares y en el frio suelo

Recibía su descarga espermática.


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