En aquel casorio colorido y bullicioso
Se extasiaban a reventar los transistores
El bar el triunfo, ofertaba a los clientes
La variedad de chicas venidas del hermano país
En las noches llegaban los pueblerinos
A complacer al dios Baco o a satisfacer el lívido
Los lugareños que trabajaban, las disfrutaban
Y los jóvenes que conquistaban su moza
Quienes no disponían de dinero
En especial los estudiantes, los desempleados
Se conformaban con Rosa, la doble fea
Quien por dos bolívares y en el frio suelo
Recibía su descarga espermática.
