En el muro de la Quinta Rosalía
a veces blanquecino, otras pintarrajeado
dejaba caer su calamitoso físico
Enrique, el popular y servicial charapa
atormentado por el cruel licor
Pena sentían quienes le apreciaban
la mayoría de los caminantes, imperturbables
cronos seguía su inexorable curso
Charapa, sin soltar la botella de ocasión
Su sobrina Charo se acercó preocupada
instándolo a levantarse y marcharse a casa
clavito, lo acomodo en su carretilla
llevándolo a casa de la Sra. Aurora.
