Francisco Adolfo Caicedo

Cálida y enigmática fémina

¡Ora a tu ángel guardián!

Que tu bello canto

Llegue a la virgen,

La llenan de plácemes

Porque la bella fémina

Está en la dulce espera

 

El robusto y crecido acompañante

Lanza una mirada recelosa

A quien pronuncia las palabras

 

Se perfila hacia el abajadero

Para cruzar el plateado puente

Taciturno, ensimismado en sus quimeras

 

En instantes pasa la fémina

Con una cálida sonrisa

Con enigmática mirada

Al mirto y la cayena.

Cáliday-enigmática-fémina