En la mañana sabatina
Hundido en sus cavilaciones
Trepaba la cuesta escolar
En busca de la troncal cinco
Al levantar la mirada
Se encuentra con la fémina
Con su bebita en los brazos
La bella bebita
Cual ángel encantador
Irradia candor e inocencia
La abuela no desmerita
Con su piel de canela
Y su sonrisa cantarina
Se detiene un momento
Desgrana alguna inquietud
Siento el peso del infante
Y prosigue su marcha
En busca de su hogar.
