La dama morena y robusta
Con uno de sus nietos
Se asoma en la ventana
De la elegante vivienda
Otea los predios
Como queriendo encontrar
Una sonrisa, una mirada acariciadora
O palabras amorosas
Permanece breves instantes
A veces desciende y llega
Hasta el abasto esquinero
Cordializa con los lugareños
Con su mercancía retorna
Y se interna en su morada
Y en su mundo interior.
